A los potenciales lectores: agradezco mucho sus lecturas. A partir de hoy, este blog queda inmóvil, pero desplazaré mis antiguos textos a otro ya existente. Disculpen las molestias, y muchas gracias.

jueves, 3 de septiembre de 2009

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2 comentarios:

Mónica Bezom dijo...

Querido Arturo: no puedo dejar de comentar esta prosa exquisita, si es que lo existencial pueda a la vez, resultar exquisito en su factura y en las llagas escritas desde la más honda penumbra, cuando parece que todo es noche eterna a ciertas horas de la vida.

Mi madre diría... claro que ella amaba la literatura y era Bibliotecaria , de las de antes, primera camada egresada de letras con dicho título, diría, pues, que la grandeza de esta prosa radica en la lejanía conque el autor ha tratado lo cercano, lo inasible, cuando el silencio es un grito hecho poesía. (esto último, lo he dicho yo, no ella). Y mi padre, que amaba las letras, pero desde una perspectiva un tanto más nihilista o fatal (¡De Virgo el hombre, mirá vos, estar preocupado era una orden autoimpuesta para él) diría, mucho me temo, que la tristeza es el estado natural del alma, sin la cual no puede asir la alegría. Yo no entiendo mucho sus palabras, así que no puedo explicarte eso que ha dicho, lo siento.

Te mando un abrazo grande.

Jasoc dijo...

Querida Mónica:

Es inevitable que uno se sienta honrado cuando su escritura ha sido llamada "prosa exquisita" por una tejedora de textos exquisitos, con hilvanaciones de las palabras precisas, las emociones matizadas, y mistificadas, desde el corazón y hacia adelante, en el infinito.

Has dicho que a veces, todo es noche eterna a ciertas horas de la vida, y sí, en verdad es que ciertos presentes son sólo nocturnales, y parecen prometer eternidades. Y mira que uno entiende de dónde viene tu talento y tu amor por las letras, cuando sabe de tu madre y de tu padre, y de sus opiniones tan hermosas como contundentes sobre la literatura (¡y vaya con tu papá! ¡Mirá vos, tres virgos! dicen que es el signo más perfecto del zodiaco, ¿no...?). Creo que entiendo dolorosamente bien lo que diría tu padre, lo entiendo, lo creo y forma parte no pronunciada, pero sentida, de mi credo personal. Utopo rozaba el sol dorado, sólo a veces, cuando es cierto que su estado natural era la necesidad de alcanzarlo. Las cosas hermosas de la vida a veces parecerían espejismos, sin los cuales, paradójicamente, no tendría sentido vivir.

Te mando un abrazo muy grande también. Y muchas gracias por comentar este pequeño texto.